lunes, 7 de noviembre de 2011

La insoportable casualidad del ser

Cuando nos preguntan sobre las cosas importantes de nuestra vida, casi todos hablaremos sobre nuestra pareja, nuestra familia, nuestros amigos, nuestro trabajo….
Si nos referimos a esas cosas, lo hacemos orgullosos e ilusionados ya que son los pilares de nuestra vida y los hemos conseguido, forjado o mantenido a base de atributos tan positivos como el esfuerzo, el amor, la perseverancia…
Otros pueden pensar que son cosas fruto de nuestro destino; de ese mágico camino predeterminado para nosotros, del que no podemos escapar y en el que, demos los pasos que demos, no podremos alejarnos de las metas que éste nos depara.
Pero, ¿ seríamos capaces de soportar que todos esas cosas y personas que tenemos como los pilares de nuestra vida, no sean más que, auténticas y puras casualidades? ¿podemos asumir que los pilares de nuestra vida están cimentados sobre una suma de hechos casuales? Una suma de decisiones, que, en el momento de tomarlas, ni siquiera sospechábamos que fueran a tener esas consecuencias.
El propio nacimiento es una casualidad, una magnífica casualidad que hace que se unan ese espermatozoide en concreto, con ese óvulo en concreto, en ese preciso momento y no en otro. Y, ¿ de qué depende que hayamos nacido en nuestra actual familia y no en una africana o china? Pues simplemente de la casualidad.
Si hablamos de nuestra pareja, muchos querrán ver que fue Dios, o nuestro destino quien nos unió. Pero si hacemos el trabajo de reducir nuestra unión a la casualidad, podemos darnos cuenta que se pudo deber a que ese día que la conocimos, decidimos salir porque un amigo nos insistió, aunque debíamos habernos quedado a estudiar. Y a que fuimos al sitio A porque el sitio B, al que siempre íbamos estaba muy lleno. Y a que ella fue al sitio B porque ese día era el cumpleaños de una amiga que solía ir allí y no al sitio C donde iba ella normalmente. Y a que aunque estaba cansada y le dolían los pies se quedó, porque ese día se volvía con una amiga que estaba hablando con un chico muy majo. Y a que….. y así todas las que se nos ocurran
Si hablamos de nuestros hijos… pues la base son todas esas casualidades que hicieron que nuestra pareja (la mitad de la carga genética de nuestros hijos) sea esa y no otra, más, las propias casualidades implicadas en la gestación.
Hablando del trabajo… podríamos remontarnos a ese profesor de matemáticas, que nos las explicaba tan mal, y que hizo que no nos gustasen ni se nos diesen bien las ciencias. Y que estudiásemos letras en el instituto. Y la casualidad de que en selectividad saliese justo el tema que no te sabías, lo que hizo que no te diese la nota para estudiar tu primera opción y tuvieses que estudiar la segunda. Y….. y……
En definitiva, creo que sería una experiencia curiosa, que todos hiciésemos la “reducción a la casualidad” de nuestra vida. No para atormentarnos por el escaso control que tenemos sobre ella, si no para darnos cuenta, que cada decisión que tomamos, por leve que sea, puede ser de vital importancia para nosotros.
Por lo tanto, tomemos siempre las decisiones, siguiendo nuestros valores, de forma coherente, según nos dicte nuestro corazón y nuestra razón, porque como dijo el gran Steve Jobs,  No puedes conectar los puntos hacia adelante, sólo puedes hacerlo hacia atrás. Así que tienen que confiar en que los puntos se conectarán alguna vez en el futuro."

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